Según la encuesta, "el 43% de los brasileños" considera el Gobierno "malo o pésimo"; esto supone un porcentaje récord, hasta ahora, el máximo de desaprobación se dio el pasado 27 de abril, cuando un 38% de encuestados expresaron su malestar con el Ejecutivo.
No obstante, la encuesta prueba que el presidente tiene una base de apoyo muy fiel: la aprobación de Bolsonaro sigue estable; para el 33% es "bueno u óptimo" (el mismo porcentaje que en las dos últimas encuestas.
El sondeo muestra que los brasileños van poco a poco decantándose hacia dos lados: o la aprobación total o la crítica total, ya que el porcentaje de quienes consideran el Gobierno "regular" cayó, pasando del 26% al 22% de los electores.
El número de brasileños que cree que Bolsonaro "ya no tiene capacidad de gobernar" subió, del 49% al 52%, mientras que los que cree que aún tiene condiciones se mantienen estables en el 45%.
La encuesta también refleja que hay una relación entre la popularidad del presidente y el comportamiento de las personas durante la pandemia del nuevo coronavirus.
Entre los que dicen estar siguiendo estrictamente el aislamiento social, el porcentaje de rechazo a Bolsonaro es más alto (48%), similar al que sienten los que enfermaron de COVID-19 o perdieron a algún familiar (47% de rechazo a Bolsonaro).
El presidente se mostró desde el inicio de esta crisis sanitaria contrario a las medidas de aislamiento social que recomiendan las autoridades sanitarias, y que en Brasil han ido implantando por su cuenta los gobernadores y alcaldes.
A pesar de que tiene una base de seguidores muy fiel, la popularidad de Bolsonaro es la más baja para un presidente electo desde 1989 a esta altura de su primer mandato.
La expresidenta Dilma Rousseff (2011-2016) por ejemplo, en marzo de 2012 tenía una desaprobación de apenas el 5% (la de Bolsonaro casi a la misma altura es ocho veces mayor) mientras que el 65% aplaudía su gestión.