Así, desde mayo de 2019, los investigadores dejaron de recibir las señales de los transmisores anclados al escualo con el fin de estudiar sus movimientos por los océanos, informa la organización de investigación marina Ocearch.
Una de las teorías era que las baterías de los dispositivos se han desgastado y dejaron de funcionar. No obstante, cuando estos volvieron a emitir una señal, los científicos pudieron realizar un estudio pormenorizado y dar el con paradero aproximado de Katherine.
Según explicó el fundador de la organización, Chris Fischer, una vez alcanzados los 3,5 metros de longitud estos tiburones empiezan a crecer en grosor y peso corporal. Por lo cual, "probablemente es una hembra muy robusta y madura, un tiburón blanco en su mejor momento productivo", concluyó Fischer.