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A la caza casa por casa: así frena Venezuela el coronavirus (y con médicos cubanos)

Una de las estrategias para enfrentar el coronavirus en Venezuela es, además de la cuarentena, el trabajo de visita casa por casa que realizan los médicos para detectar los casos de contagio y tratarlos tempranamente. Muchos de ellos son cubanos, recorren los barrios cada día con sus batas blancas y tapabocas.
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Ir a buscar los casos contagiados de coronavirus hasta dentro de los hogares. De eso trata el denominado "casa por casa", uno de los métodos más eficaces que ha sido implementado en Venezuela, junto con la cuarentena, para enfrentar la pandemia de COVID-19.

La escena se repite todos los días desde que comenzó el despliegue de la estrategia contra el SARS-CoV-2 poco después de confirmados los primeros casos en el país, un viernes 13, el pasado marzo. Actualmente, solo en el estado de Miranda, centro-norte venezolano, al menos 1.500 médicos cubanos recorren los barrios con sus batas blancas, barbijos, listados a rellenar con datos de la gente visitada en sus casas.

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No se trata de un recorrido azaroso. El despliegue se realiza en base a una base de datos recogida por la encuesta que realiza el gobierno a través de un sistema digital de almacenamiento de datos —llamado Plataforma patria—, donde quienes tienen síntomas avisan de su situación.

Así, en vez de tener una afluencia hacia los centros de salud, los médicos van hacia quienes pueden tener COVID-19.

"Vamos médicos, enfermeros, personal de laboratorio, en busca de las casas donde haya personas que hayan tenido contacto con personas del exterior y personas que tengan síntomas y hayan informado por la Plataforma patria", explica Rafael Crespo Plasencia, un médico que llegó hace poco de Cuba para sumarse a la batalla contra el coronavirus.

El trabajo es también pedagógico: "Todavía hay personas que no tienen la percepción de riesgo, no se han informado muy bien a pesar de todas las redes informativas, radio, televisión. En el casa a casa se les informa que deben usar mascarilla, tapaboca, cómo deben lavarse las manos".

El acatamiento a las normas es mayoritario, aunque, durante el recorrido por un barrio popular de Petare, en Caracas, Plasencia señala cómo alguna gente aún no utiliza el barbijo cuando está, por ejemplo, en la puerta de su casa. Es la falta de percepción de riesgo, insiste.

¿Cómo funciona el sistema de salud venezolano?

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El Centro de Diagnóstico Integral (CDI) San Miguel Arcángel, o Cementerio de Petare, como se lo conoce en la zona, está situado sobre una avenida principal. A sus espaldas se encuentra uno de los tantos barrios de Petare que se eleva sobre un cerro por calles angostas, pasillos, escaleras, un laberinto para quien no conozca.

Los CDI pertenecen al nivel secundario de salud: en el primer nivel están los consultorios Barrios Adentro, y en el tercero los hospitales. Los CDI, de conjunto con los consultorios, son parte de la arquitectura de salud que se desarrolló durante la revolución bolivariana en conjunto con la misión médica cubana en el país.

Una de las claves de ese sistema se fundó en dos piezas centrales: la prevención y la participación de la comunidad, que son parte de las claves actuales en la estrategia de lucha contra el coronavirus.

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El personal de salud que cada mañana sale a recorrer el barrio desde el CDI lo hace acompañado por una persona que pertenece a una de las formas de organización popular que existen en el barrio, como son consejos comunales, comunas, comités locales de abastecimiento y producción.

"Acompañamos a los médicos en los recorridos para llevarlos a las casas, siempre estamos, porque uno es el que conoce su comunidad, sabe los casos, sino vienen como barcos a la deriva", explica Norma Josefina Urbina, parte del consejo comunal, que camina junto a Plasencia y el grupo de salud que recorre el barrio empinado.

Son la otra gran fortaleza junto a la base de datos digital con los casos de personas con coronavirus. Saben quienes viven en las casas, las personas de mayor riesgo, quienes presentaron síntomas y no lo notificaron. Guían a los médicos cubanos y venezolanos con conocimiento de la zona.

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El objetivo es "detectar toda persona que tenga alguna sintomatología, ya sea respiratoria, y visitar y corroborar el estado de salud de los grupos más vulnerables, adultos mayores, mujeres, embarazadas, personas con enfermedades crónicas", explica por su parte Carlos Luis Oliver Santana, médico cubano que lleva un año en el país.

En total ya visitaron 11.988 personas, de las cerca de 37.000 que viven en el radio de acción del CDI Cementerio de Petare. El trabajo es diario, constante.

En las casas conversan con la gente, realizan preguntas sobre posibles síntomas, contacto con gente que haya regresado del exterior o que haya tenido el virus y "si notamos algún síntoma o evidencia" entonces la persona es trasladada al CDI y "se le hace el test rápido que no le cuesta nada".

El Cementerio de Petare

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Petare pertenece al estado Miranda, donde viven cerca de 3 millones de personas. Existen, para ese territorio, 60 CDI, de los cuales 38 son los CDI centinelas, de vigilancia 24 horas para enfrentar la pandemia: "Atienden todas las patologías, pero ingresan únicamente afecciones respiratorias que estén en relación con el coronavirus", explica Ángel Sierra, vicejefe de asistencia médica en el estado.

El CDI Cementerio de Petare es uno de esos 38 centinelas y ha sido equipado para llevar adelante esa misión. En el ingreso se encuentra un médico protegido de pies a cabezas con un traje completo, guantes, mascarillas, protección para los ojos, que recibe a los pacientes que presentan sintomatologías.

A los pacientes se les realiza luego el test rápido para saber si son positivos al COVID-19. "No pasan a ninguna otra parte al menos que dé positivo o tenga la sintomatología del virus y no tenga test positivo, o tenga test positivo sin sintomatología", explica Santana.

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En caso de estar en una de esas situaciones ingresan a la sala de terapia intensiva donde se los aísla, se los pone en observación durante 14 días —tiempo de incubación del virus— y se les suministran los diferentes medicamentos, como el interferón, para fortalecer el sistema inmunológico.

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Una vez que se les da el alta, "un médico va a visitarlo a su casa durante siete días para ver que no haya ninguna sintomatología".

Sierra explica que tienen "todos los recursos, insumos, medicamentos y equipamiento para atender el coronavirus en todos los CDI". En Miranda cuentan con un total de 2.198 miembros del equipo de salud cubano, de los cuales sale un promedio de 1.600 a pesquisar mientras el resto garantiza la atención.

"Se atiende de 49.000 a 52.000 pacientes diarios, detectándose con síntomas respiratorios 500 diarios, que se les da atención, se realiza los test y el despistaje".

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El sistema casa por casa ha dado resultados en Venezuela. Se trata de un método que se apoya sobre lo que ya había sido edificado en materia de salud y de organización popular, reforzado con la llegada de insumos médicos de países como China, Rusia, Cuba, así como de organismos internacionales como la Cruz Roja y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), brazo regional de la OMS.

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Su implementación ha permitido una ofensiva sobre el coronavirus, una búsqueda en cada casa para detectarlo de manera temprana y evitar complicaciones en los pacientes, cortar las cadenas de transmisión, evitar su expansión —que puede ser muy veloz, como ha quedado demostrado en otros países, Italia y España por ejemplo—.

Es parte de las razones por las cuales la curva se mantiene aplanada en Venezuela. El papel jugado por la ayuda cubana es central, tanto como lo fue para construir parte del sistema de salud desde inicios de la revolución bolivariana. Allí están los médicos, cada día, en los cerros, con sus batas blancas, mascarillas, golpeando puerta tras puerta, preguntando, aconsejando, aportando en la batalla contra la pandemia.

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