Debido a la pandemia del COVID-19 que azota el mundo, el santo padre se vió obligado a impartir la bendición del Domingo de Ramos, a la cual suelen acudir miles de católicos de diversos países, prácticamente solo.
El último 27 de marzo, el sumo pontífice ofreció una oración por la humanidad, tras la propagación del coronavirus, en total soledad en la Plaza de San Pedro.