Los animales intentaron robar la comida que los turistas llevaban en su vehículo. El primero en atacar fue la jirafa, que metió la cabeza y la lengua a través de la ventana del auto, provocando las risas de los niños. En pocos segundos su alegría se convirtió en miedo, después de que una cebra colara el morro por otra ventana y abriera el hocico de par en par.
"Cebra, cebra", empezó a gritar fuertemente uno de los niños para llamar la atención de los demás sobre la presencia del segundo animal. Mientras, otro de los pequeños rompió a llorar.