Los integrantes del equipo volvieron a su ciudad el 24 de noviembre y desfilaron sobre un autobús por la Avenida Presidente Vargas tras su victoria frente a River Plate, al que derrotaron por 2-1 pese a ir perdiendo 0-1 en el minuto 89.
Sin embargo, algunos de los aficionados brasileños se volvieron violentos y arrojaron piedras contra los agentes de la Policía encargados de la seguridad. Estos, a su vez, respondieron con gases lacrimógenos.
La final del torneo de clubes más importante del continente latinoamericano se disputó en el estadio Monumental de Lima (Perú), donde los argentinos defendían el título. El Flamengo levantó la Copa Libertadores 38 años después.