"Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera", citó al poeta chileno antes de clamar "llegó la hora del cambio real".
Corbyn describió el programa electoral laborista como el "más radical y ambicioso plan para transformar" el Reino Unido, aumentando el gasto público, combatiendo el cambio climático y nacionalizando los servicios esenciales, incluido el proveedor de banda ancha.
"Nuestro bombardeo de inversiones modernizará la infraestructura nacional en cada región y nación, y reconstruirá escuelas, hospitales, residencias de mayores, vivienda social", prometió.
Los estudiantes que asistieron a la presentación del programa laborista aplaudieron al escuchar que un gobierno laborista abolirá las impopulares tasas universitarias, que rozan las 10.000 libras (unos 11.700 euros) por curso académico.
El manifiesto laborista se completa con un segundo panfleto que detalla cómo se financiará cada partida de la "necesaria inversión", con deuda pública y "sin aumento fiscal para el 95% de los contribuyentes", según recalcó Corbyn.
Entre las nuevas medidas se incluye un "impuesto justo de transición" sobre las "grandes corporaciones" en hidrocarburos para ayudar a costear la "revolución industrial verde", que pretenden desatar los laboristas.
Corbyn se hizo eco de la impopularidad de su programa de cambio entre los "más poderosos" y recuperó las palabras que otro famoso americano, en esta ocasión, Franklin Roosevelt, hizo en 1936.
"El presidente estadounidense tuvo que enfrentarse a los ricos y poderosos en América para sacar al país de la Gran Depresión, y por eso dijo: "Son unánimes en su odio por mí, y agradezco su odio", recordó.
El dirigente de la izquierda británica también acepta la "hostilidad y la oposición" de multimillonarios, contaminantes, terratenientes y otros sectores del "establishment" porque, según dijo en Birmingham "el laborismo está en el bando" de la gran mayoría de ciudadanos.
El Reino Unido acude a las urnas el 12 de diciembre para elegir la composición del próximo Parlamento de Westminster, con 650 escaños electos en la Cámara Baja.
Es la primera vez desde 1923 que las legislativas se celebran un par de semanas antes de la Navidad.