"Carabineros está atacando a la gente que registra la represión, a fotógrafos, camarógrafos, 'filmmakers' e incluso a las personas que graban con sus celulares", afirmó el fotógrafo.
"Yo estaba en un lugar del centro de Santiago donde los manifestantes estaban recién comenzando a congregarse, donde no había ningún incidente de violencia e incluso, había una actividad con unos niños pequeños, cuando de la nada llegó Carabineros lanzando gas lacrimógeno para evitar que la gente se reuniera", contó.
El fotógrafo añadió que "las personas comenzaron a dispersarse y yo me quedé refugiado tras un árbol sacando fotos, cuando en un momento le saqué una a un efectivo que portaba un arma, este me vio con la cámara, me apuntó directamente y me disparó".
"En el momento del impacto me vi la mano y la tenía negra, sentí el disparo en el dedo y me percaté de que el policía disparó hacia la cámara, hacia donde estaba yo trabajando, saltándose todos los protocolos policiales", señaló.
Su caso se sumó al de otras 1.778 personas que, según cifras del Instituto Nacional de Derechos Humanos de Chile (INDH), han sido heridas por la policía con balines de goma, perdigones, bastones de hierro (lumas) y otras armas no identificadas, y de ellas 177 quedaron con graves daños oculares o perdieron un ojo.
Las movilizaciones comenzaron el 14 de octubre debido a un alza de 30 pesos (menos de un dólar) en el precio del pasaje del Metro de Santiago, que días más tarde fue anulada por Piñera.
El INDH recibió denuncias de violaciones a los derechos humanos por la actuación de la policía y y los militares, incluyendo torturas, abusos de poder, golpes y detenciones arbitrarias. Esta situación también está bajo la lupa de la Oficina de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Hasta el momento la cifra oficial es de 23 muertos, cinco de ellos a manos de efectivos de las Fuerzas Armadas y Carabineros.