Y es que, en lugar de desfilar en filas rectas y sincronizadas, los futuros pilotos de combate pasearon bailando por una de las plazas de la ciudad. Al mismo tiempo iban cantando y acaparando las miradas de todos los que habían asistido para presenciar el desfile de los graduados.
La academia de pilotos de Krasnodar es una de las más grandes de Rusia, y cada año imparte las correspondientes enseñanzas no solo a ciudadanos rusos, sino también a los jóvenes procedentes de otros países.