River recibe a Boca por la Copa Libertadores un año después del escándalo

El barrio porteño de Nuñez en Argentina es nuevamente el escenario del Superclásico del fútbol mundial, el mismo lugar donde en 2018 hubo que suspender por la violencia.
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Con comercios protegidos y enorme presencia policial, que esta vez impidió todo acercamiento en el momento del ingreso del bus del equipo "xeneize", las inmediaciones del Estadio Monumental fueron el escenario de una fiesta para los hinchas "millonarios" en la previa.

Mujeres y hombres, ancianos y niños, altos y bajos, gordos y flacos, en muletas y en sillas de rueda, la marea riverplatense empezó a llenar las calles y avenidas a partir de las 18 horas, y los retenes policiales, que cortaron el tránsito y bloquearon el acceso a las zonas más comprometidas, hicieron de represa y provocaron un aluvión en diferentes direcciones una vez que se liberó el acceso peatonal.

Para evitar que se repitiera el ataque con botellas y piedras al vehículo visitante, como ocurriera en 2018 antes del encuentro de vuelta por la final, que debió ser suspendida, el operativo de seguridad blindó este año la zona de acceso en un perímetro de dos cuadras a la redonda. 

River recibe a Boca por la Copa Libertadores un año después del escándalo

Si bien atrás quedaron los recuerdos de la vergüenza que dejó tanto para los amantes del fútbol en Argentina como en la imagen de las autoridades locales (a menos de una semana del inicio de la cumbre del G20 en diciembre del año pasado), las medidas de precaución fueron tomadas no solo por los encargados de mantener el orden sino por los vecinos del barrio porteño de Nuñez.

Locales que daban servicio con las persianas entrecerradas, supermercados que atendían a través de las rejas y las medidas típicas a las que están acostumbrados todos los que viven cerca de las grandes canchas argentinas fueron como siempre parte del folclore futbolístico en un país donde la violencia y este deporte suelen ser parte de un mismo combo.

"Se nota que este año no es la final, porque lo del año pasado fue una locura. La policía dejó el barrio liberado y hoy está lleno. Sigue sin haber público visitante en Argentina, por suerte, porque ya con el desmadre que se arma, aunque sea pacífico, es suficiente", dijo a Sputnik José, vecino del barrio que confesó no ser fanático de River.

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