"Esta carta expone lo que yo considero un compromiso razonable: una zona amplia de aterrizaje en la que un acuerdo puede comenzar a tomar forma", escribe el mandatario conservador.
La propuesta británica elimina el polémico "backstop" o mecanismo sobre la ausencia en el futuro de una frontera física entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, y diseña un nuevo protocolo irlandés.
También reivindica un pacto de libre comercio con la UE en el post-Brexit como objetivo primordial a medio o largo plazo, descartando la ambición de la anterior administración conservadora de mantener una relación lo más cercana posible con Bruselas.
Respecto a los términos del divorcio, Londres se compromete a buscar "soluciones compatibles" con el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, cimiento político del proceso de paz en la isla e impulso de la colaboración entre Belfast y Dublín.
Acepta preservar a Irlanda del Norte dentro del mercado único de la UE, aunque supedita esta posible concesión al consentimiento del Gobierno e instituciones autonómicas, que colapsaron hace más de dos años.
"Proponemos que el Ejecutivo y la Asamblea de Irlanda del Norte tengan la oportunidad de aprobar estos arreglos antes de que entren en vigor, es decir, durante el periodo de transición y cada cuatro años después", escribe el primer ministro.
La misiva confirma la intención del actual Gobierno de mantener a las cuatro naciones del Reino Unido fuera del espacio aduanero de la UE cuando se ejecute el Brexit.
En la carta propone un sistema "descentralizado", gestionado electrónicamente, en que el "muy pequeño número de chequeos" necesarios se realizarán en "establecimientos de comerciantes u otros puntos de la cadena de suministro".
"Todo esto debe completarse con un compromiso firme [de ambas partes] de jamás montar controles en la frontera en el futuro", puntualiza el mandatario conservador.
El documento formal presentado este 2 de octubre es el trampolín del inicio de negociaciones políticas y técnicas entre ambas partes, que deberían concluir en vísperas de la cumbre de la UE, del 17 y 18 de octubre.
Reacción opositora
Por su parte, los líderes de distintos partidos del Reino Unido han coincidido en su criticismo a la propuesta.
"Es peor que el acuerdo de Theresa May", denunció el dirigente laborista, Jeremy Corbyn, en referencia a la anterior dirigente conservadora.
El plan revisado por el equipo de Johnson tiene pocas perspectivas de prosperar, según sus rivales políticos.
La ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, desconfía incluso de la buena fe del Gobierno Johnson, que sigue sin descartar una salida a las bravas y sin el consenso del Parlamento británico.
"Cuesta ver cómo pueden funcionar las 'propuestas' del Gobierno del Reino Unido y cuesta evitar la conclusión de que están diseñadas para fracasar", denunció la mandataria nacionalista en su cuenta de Twitter.
Los cambios demandados a la UE por el primer ministro conservador resultan, por otra parte, insuficientes para el eurodiputado y líder del Partido del Brexit, Nigel Farage.
"Es como si metes la cabeza en la boca de un cocodrilo y confías en que suceda lo mejor", comparó en un tuit.
El ultra euroescéptico echa en falta "garantías de que abandonaremos la unión aduanera" en el post-Brexit y advierte de que "cualquier tratado comercial en el futuro requiere de la buena fe de la UE".
Europa, a la espera del Brexit
A su vez, Alemania y Países Bajos están listos para que el Reino Unido se retire de la Unión Europea sin acuerdo, declaró la canciller alemana, Angela Merkel.
La situación en torno al Brexit se vio en un atolladero tras el pronunciamiento del Parlamento del Reino Unido contra el acuerdo con la UE en su forma actual, a la vez que rechaza categóricamente la posibilidad de un Brexit duro, sin acuerdo.
La Unión Europea se niega a reanudar las negociaciones y revisar el acuerdo existente.
El primer ministro reconoce que el tiempo apremia para alcanzar su objetivo de culminar el Brexit el 31 de octubre.