La paz, tan esperada en la guerra comercial entre EEUU y China, finalmente no ha sido alcanzada, aunque a finales de abril el presidente estadounidense dijo que las negociaciones bilaterales avanzaban bien. Sin embargo, la imposición de nuevas tarifas arancelarias a los productos chinos acabó con todas las esperanzas de mejorar las relaciones comerciales, destaca la periodista rusa Natalia Dembínskaya en su artículo para la versión rusa de Sputnik.
"Un yuan débil abarata las exportaciones de China y permite a los bienes chinos mantenerse en el mercado estadounidense tras la imposición de nuevas medidas restrictivas. Sin embargo, la depreciación de la moneda china encarece las importaciones procedentes de EEUU y aumenta la fuga de capitales del país", destaca la autora.
El experto Chen Long de la empresa Gavekal considera que en la actual depreciación de la moneda china puede leerse un preocupante mensaje. Si Pekín permite que la devaluación alcance entre el 3% y el 5%, "la economía ralentizada de China podría exportar la deflación al resto del mundo y los mercados globales probablemente se asusten tal y como lo hicieron tras la devaluación del yuan que tuvo lugar en el 2015".
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Dembínskaya recuerda que Trump amenazó con imponer más tarifas arancelarias a las importaciones procedentes de China, por valor de 325.000 millones de dólares. A su vez, China puede responder de una manera radical y reducir sus inversiones en la deuda estadounidense. De acuerdo con el redactor en jefe del periódico chino Global Times, Hu Xijin, "muchos académicos consideran tal posibilidad y discuten la manera en que Pekín podría implementar esta medida".
"Las tensiones que se extienden a través de los mercados globales podrían conducir a que Pekín reduzca sus reservas de bonos estadounidenses no para vengarse de EEUU sino para defender su moneda en caso de que esta sufra una caída libre", escribe la periodista Liz McCormick en su artículo para la agencia estadounidense.
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Esta no será la primera vez en que el país asiático aplicaría tal medida, según Dembínskaya. China vendió bonos estadounidenses por un valor de 188.000 millones de dólares en el 2016 para reforzar su divisa.
"La venta de bonos por China es un riesgo, pero esta medida no tiene nada que ver con la venganza sino con la manera en que Pekín podrá manejar su divisa", aseguró a Bloomberg el analista Gene Tannuzzo de Columbia Threadneedle Investments.
Según Dembínskaya, la emisión de bonos permite a Washington financiar sus crecientes gastos federales, estimular el crecimiento económico y mantener la tasa de interés relativamente baja en EEUU.
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"China tiene la llamada 'opción nuclear' que escalará la guerra comercial con EEUU. La venta de bonos estadounidenses provocará potencialmente el aumento de la tasa de interés, que causará abundantes daños a la economía más grande del mundo", escribe CNBC.
Dembínskaya destaca que la posible venta de bonos por China aumentará bruscamente el rendimiento de los bonos estadounidenses y encarecerá los préstamos que se conceden a empresas y consumidores en EEUU. Como resultado la economía del país norteamericano desacelerará.
"El posible desplome del dólar golpeará a los mercados internacionales de una manera más fuerte que la crisis financiera del 2008", concluye la periodista.