"Tenemos que aceptar la prolongación del Tratado START III por otros cinco años", dijo Brooks al intervenir el 20 de marzo en el Centro Henry Stimson.
Brooks explicó que la prórroga del pacto otorga una "transparencia que conduce a la previsibilidad y la estabilidad, los logros más importantes del nuevo START", un documento que obliga a los dos países a reducir a 700 sus vectores estratégicos desplegados y a 1.550 sus ojivas nucleares.
"Esto también nos da tiempo para consensuar un acuerdo que reemplace al vigente o para definir cómo vivir en un mundo sin tratados vinculantes sobre este asunto", señaló.
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Al mismo tiempo, el diplomático expresó su temor de que Estados Unidos y Rusia no puedan concertar un nuevo START e incluso extender el actual después de 2021.
Recordó que el peligro en sí no radica en las armas nucleares, sino en su uso y precisamente esto se debe minimizar.
En este contexto, planteó también incluir en el debate las nuevas armas de Rusia, como sus misiles intercontinentales con propulsión nuclear.
El diplomático abogó por el fomento del diálogo entre los militares de ambos países.
"La experiencia de la prevención de incidentes en Siria demostró que incluso donde nuestras metas generales divergen, los militares pueden actuar con profesionalismo (…) Si nuestro objetivo es evitar la guerra nuclear, lo mejor que se puede hacer es fomentar una mayor cooperación entre los militares", remarcó.
Llamó además a Washington a reflexionar sobre sus armas nucleares no estratégicas que actualmente están fuera de los acuerdos.
"Debemos empezar un debate sobre cómo disminuir el daño a nuestras relaciones políticas y estratégicas si el START III finaliza y no hay otro que lo reemplace", enfatizó.
El START III entró en vigor en 2011 y abarca un periodo de diez años con la posibilidad de ser extendido por cinco años.