"A fin de defender los intereses de la clase obrera hacía falta fundar una nueva Internacional: obrera y comunista, que sería auténtica y absolutamente internacionalista", explica el doctor Víctor Jeifets, profesor de la Universidad Estatal de San Petersburgo, al comentar los orígenes de la Komintern instituida en Rusia por iniciativa del líder del Partido Bolchevique, Vladímir Lenin, el 2 de marzo de 1919.
La meta principal de la Tercera Internacional Comunista fue "hacer una revolución mundial para mejorar la vida de las clases trabajadoras, construir una sociedad más justa, más avanzada", dice el historiador y añade que "el único modo posible para alcanzar los objetivos planteados fue una revolución mundial".
Estas secciones nacionales estaban representadas en el Comité Ejecutivo y participaban en las labores de los Congresos de la Komintern, el máximo organismo de la Tercera Internacional, añade el experto.
"Al mismo tiempo, el Partido Comunista de la URSS era la sección más grande, que más recursos financieros tenía, y por fin era el único país donde el socialismo había triunfado. Por eso siempre tenía más peso político dentro de la Komintern", indica el catedrático universitario.
En el Séptimo y último Congreso de la Komintern, celebrado en Moscú en 1935, se adhirieron a la organización los partidos comunistas de Perú, Colombia, Venezuela, Costa Rica y Puerto Rico. Sin embargo, señala el doctor Víctor Jeifets, la presencia latinoamericana en la Tercera Internacional se remonta a la década de los años 1920.
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"En el Congreso celebrado en 1920 estuvo presente una delegación mexicana, poco después se sumó el Partido Comunista de Argentina, y en el Tercer Congreso, de 1921, estos dos países ya eran participantes de pleno derecho", señala el profesor Jeifets.
Al referirse a la influencia que tuvo la Komintern sobre los movimientos comunistas y obreros en Latinoamérica, el historiador dice que no apoya la versiión de que "todos los partidos comunistas fueron creados por los agentes de la Komintern".
El doctor aclara que "en varios países de América Latina existían movimientos obreros bastante fuertes, con raíces en las capas sociales, como fue el caso de Argentina, México, Brasil y Cuba".
Sin embargo, "hay decir la verdad y recordar que en algunos casos la Komintern desempeñó un papel bastante fuerte para orientar ese movimiento (obrero), pero no para crearlo, sino para fomentarlo", indica Víctor Jeifets.
"Hay que recordar que los emisarios de la Komintern no obligatoriamente eran rusos, podían ser latinoamericanos que simplemente trabajaban en algún país vecino, siendo primero comunistas, y solo después representantes de la Komintern", añade el profesor.
Preguntado sobre qué países eran "locomotoras" en el movimiento comunista y obrero en América Latina, Víctor Jeifets señala que "en diferentes etapas los países también eran dferenets".
Así, "en 1920-1921 el centro de la actividad comunista era México y la Komintern consideraba que una revolución panamericana debería comenzar desde México", cuenta el historiador.
En opinión del doctor Jeifets, a esos centros de influencia en América Latina "hay que agregar a Cuba, donde los comunistas desempeñaron un papel muy importante en la revolución de 1933 cuando fue derrocado Jerardo Machado".
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Al referirrse a la disolución de la Trecera Internacional Comuunista producida en 1943, Víctor Jeifets la califica como una "sentencia postergada" porque "desde 1935 no se había celebrado congresos y con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial ya era "imposible coordinar el movimiento comunista desde Moscú".
"De hecho, (el líder de la URSS Iosif) Stalin decidió sacrificar los intereses de la Komintern a favor de los intereses de la política exterior soviética ya que necesitaba que los aliados abrieran el segundo frente en la guerra contra la Alemania nazi en Europa (EEUU y Gran Bretaña) y no se preocuparan de los problemas del movimiento comunista en sus respectivos países", explica el historidor.
"A partir de allí, los partidos comunistas oficialmente se convierten en partidos independientes y autónomos y la política exterior de la URSS oficialmente se aparte de la Komintern", resume el doctor Víctor Jeifets.