"No se trata de ningún bloqueo (…) Se requiere que se cumplan las directivas de la UE sobre la energía y el gas", dijo a Sputnik el ministro de Exteriores rumano, Teodor Melescanu, cuyo país preside la Unión Europea desde el 1 de enero.
Ya en noviembre de 2017, la propia Comisión propuso modificar esa directiva para hacerla extensible a los gasoductos de terceros países que entren en el territorio comunitario, una medida que afectaría a las entregas de gas desde Argelia, Libia, Noruega, Marruecos, Túnez y Rusia.
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La medida que no prosperó por discrepancias en el seno de la Unión Europea en particular exigía acceso a las tuberías a terceras compañías, la separación entre las redes de transporte y el suministro.
Melescanu precisó que la iniciativa de su país otorga a otros la posibilidad de decidir.
"Si hay una mayoría sólida en la UE, Rumanía votará a favor de la propuesta", apostilló.
El proyecto Nord Stream 2, impulsado por una alianza de empresas de Rusia, Alemania, Austria, Francia y Países Bajos, prevé el tendido de dos tuberías por el fondo del mar Báltico para transportar 55.000 millones de metros cúbicos anuales de combustible.
Se oponen al proyecto Ucrania, que teme perder sus ingresos por el tránsito del gas ruso, y otros países europeos como Polonia, Letonia y Lituania.
También expresó su recelo Estados Unidos que busca vender a Europa su gas natural licuado.