"La Unión Europea, la OTAN y Washington están llamando tanto a Rusia como a Ucrania a tomar medidas para distender esta situación; estos llamamientos, incluyendo a Ucrania, son una clara confirmación de la culpa de Kiev por lo ocurrido", dijo ante la prensa en la ciudad suiza de Ginebra.
Explicó que en caso contrario Occidente hubiera dirigido sus llamamientos solo a Rusia.
Según el jefe de la diplomacia rusa, las acciones de la Armada ucraniana fueron una provocación que tenía por objetivo causar un escándalo para que los países occidentales no se olviden de Ucrania y ayuden al actual Gobierno ucraniano a resolver los problemas internos.
El 25 de noviembre, tres barcos ucranianos —las lanchas artilladas Berdiansk y Nikopol y el remolcador Yani Kapu— violaron la frontera de Rusia al entrar en sus aguas provisionalmente cerradas, navegando desde el mar Negro hacia el estrecho de Kerch, que conecta este mar con el mar de Azov.
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Las embarcaciones ucranianas realizaron maniobras peligrosas y desoyeron la exigencia de parar, por lo que fueron detenidas con sus 24 tripulantes, entre ellos dos agentes del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), según datos del Servicio Federal de Seguridad de Rusia (FSB).