"Fue una mujer de una gran fuerza, que impulsó a la organización, y es un ejemplo de la situación espantosa que vive Uruguay, porque se fue sin saber dónde estaba su hijo", dijo a Sputnik la integrante de Madres y Familiares de Detenidos-Desaparecidos, Elena Zaffaroni.
"Se nos fue la vieja con 98 años, aguantó estos últimos años a pesar de su ACV por saber sobre su hijo; ella ya no podía hablar casi pero igual seguía buscando e injustamente muere sin saber", dijo Zaffaroni, cuyo esposo fue detenido en diciembre de 1974 y falleció dos años después a causa de las torturas, según un informe de la Comisión de la Verdad de Uruguay.
Por su parte, Graciela Montes de Oca, también integrante de Madres y Familiares de Detenidos-Desaparecidos, dijo a esta agencia que Cuesta era como una madre para muchos dentro de esa organización.
"Yo la conozco desde chica, para mí es como si fuera una madre; fue una referente, era una mujer rezongona a la cual respetábamos y escuchábamos, siempre tenía una palabra para decir y para salir para adelante, eso siempre nos mantuvo en esta búsqueda", agregó.
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Montes de Oca, cuyo padre fue detenido en diciembre de 1975 y continúa desaparecido, recordó que no es la primera madre que se va sin saber sobre lo que le sucedió a su hijo; "muchas se fueron sin saber qué pasó, quedan muy poquitas viejas".
Cuesta se encontraba en grave estado de salud desde hacía cuatro años.
Nacida en 1920, Cuesta estuvo presa varios meses en 1973, año del golpe de Estado militar.
Su hijo Nebio se exilió en 1974 en Argentina y fue secuestrado allí dos años después por grupos que actuaban en el marco del Plan Cóndor, la coordinación represiva de las dictaduras de América del Sur destinada a perseguir, detener y asesinar a militantes de izquierda y opositores.
Cuesta pasó algunos años en el exilio y en 1985 se unió a la organización Madres y Familiares de Detenidos-Desaparecidos, desde la cual no dejó de buscar a su hijo y de reclamar el esclarecimiento del destino que sufrieron unos 200 desaparecidos uruguayos.
La Universidad de la República le entregó en 2013 el Doctorado Honoris Causa, y al año siguiente el Correo Uruguayo emitió un sello en su honor.