"Estoy completamente dispuesto a dar una respuesta a todos los afectados, lo siento mucho", dijo Högel ante el tribunal.
Agregó que si existiera una posibilidad de ayudar a los familiares de los muertos, lo haría.
A finales de 2017 se informó que, basándose en los resultados de un peritaje toxicológico, las fuerzas del orden de Baja Sajonia sospechaban que Högel había envenenado a 106 pacientes.
Los crímenes del exenfermero fueron descubiertos por primera vez por uno de sus colegas en 2005.
En aquel entonces, un paciente sobrevivió tras una inyección, y Högel fue condenado a 7,5 años de cárcel por intento de homicidio.
Después de ese suceso, las autoridades exhumaron varios cadáveres, en los que detectaron trazas de un medicamento con efectos secundarios mortales.
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Högel admitió que había hecho inyecciones mortales para luego tratar de reanimar a sus pacientes, en un intento de lograr reconocimiento por parte de sus colegas.