"Continuaremos negociando en torno a la futura relación [con la UE] para obtener un buen acuerdo, que será adecuado para el Reino Unido, protegerá los empleos y nuestra seguridad", señaló la dirigente conservadora en la sesión semanal de control a la primera ministra.
"El acuerdo es un fracaso, falla en las líneas rojas de la primera ministra, no pasa las pruebas [en economía y empleo particularmente] del Partido Laborista… y no aporta ninguna esperanza de unir al país de nuevo", reprochó Jeremy Corbyn, líder de la oposición.
La amenaza del Gobierno español de votar en contra del acuerdo en el Consejo Europeo si se diluyen los compromisos sobre Gibraltar tuvo eco en la Cámara de los Comunes.
"Gibraltar está cubierta por nuestra negociación de la retirada y no será excluida de la negociación sobre la futura relación", prometió May.
Como ella misma explicó a los diputados, el acuerdo Brexit es un "paquete" con dos secciones complementarias: el divorcio y la relación después del Brexit.
Los días finales de la negociación se enfocan en la llamada Declaración Política, un documento de siete páginas en su versión preliminar que la jefa del Gobierno británico intenta rellenar con puntos favorables que le permitan reducir el amplio número de críticos.
"Los británicos se creen que Gibraltar forma parte del Reino Unido pero nosotros no aceptaremos una conexión automática entre el acuerdo de salida y el futuro régimen del Peñón", apuntaron a Sputnik fuentes diplomáticas españolas.
Madrid insiste en mantener un veto práctico sobre la aplicación en Gibraltar de los acuerdos que la UE y el Reino Unido alcancen sobre su relación en el post-Brexit.
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El Consejo Europeo espera ultimar y firmar los dos troncos del acuerdo en una cumbre especial convocada en Bruselas el 25 de noviembre.