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La batalla de una periodista para descifrar el entramado contra WikiLeaks

LONDRES (Sputnik) — La periodista italiana, Stefania Maurizi, está batallando legalmente con autoridades de distintos países que persisten en negarle acceso a la documentación de sus archivos relacionada con Julian Assange y otros periodistas de WikiLeaks.
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Sputnik habló con la reportera del diario La Republicca después de la vista pública de su apelación contra Scotland Yard, en la sede de Londres del Tribunal del Derecho a la Información.

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"Intento obtener datos de la investigación de Estados Unidos sobre WikiLeaks, lo cual me parece de suma importancia porque se está ejecutando envuelta en el secreto desde 2010", explica.

Maurizi ha colaborado todos estos años en la difusión de las filtraciones de la plataforma digital y sospecha que ella también puede estar en la diana de la Justicia o los Servicios Secretos de EEUU.

"No excluyo esa posibilidad. Soy asociada mediática de WikiLeaks desde hace nueve años y me han podido incluir en la investigación; de hecho el abogado de La Republicca me dijo que tuviera cuidado cuando publicamos filtraciones sobre Berloscuni", recuerda.

De interés público

Su experiencia en periodismo de investigación le lleva a reprochar el aparente desinterés de los grandes medios en deshacer el entramado internacional que rodea al editor australiano.

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"Nadie está haciendo un trabajo sólido sobre la investigación de las autoridades de EEUU, Reino Unido y, probablemente, otros países; no hay control ni información al respecto y eso es preocupante porque están investigando una organización mediática", lamenta.

Precisamente, WikiLeaks fue reconocida como "entidad mediática" por el Tribunal de Información del Reino Unido en un proceso aún en marcha de Maurizi contra la Fiscalía británica.

La periodista reclama ficheros de la petición de extradición a Suecia de Assange, donde su presencia fue requerida desde 2010 a 2017 para ser interrogado por denuncias de acoso sexual.

El informático se negó a entregarse a la Justicia y se refugió en la embajada de Ecuador en Londres hace seis años, una vez agotados en su contra los recursos judiciales en Reino Unido.

Sin confirmar ni desmentir

Mientras, Maurizi está solicitando documentos oficiales pertinentes a WikiLeaks en Suecia, Australia y Reino Unido.

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En su última acción en Londres ha recurrido la decisión de Scotland Yard de "ni confirmar ni negar" si intercambió "correspondencia" con el departamento de Justicia de EEUU sobre los periodistas de WikiLeaks, Kristinn Hrafnsson, Sarah Harrison y Joseph A Farrell, "entre junio de 2013 y junio de 2017".

"No me sorprende la respuesta pero debo seguir intentándolo; acceder a información de interés público es un derecho y, en una democracia, si nadie desafía a las autoridades, estas seguirán negándose a abrir sus archivos", protesta.

Maurizi está tropezando con innumerables obstáculos pero advierte de que seguirá ejerciendo su trabajo y utilizará "todos los medios legales" para logar la desclasificación de documentos de interés público.

Se queja, eso sí, de que los "pocos papeles" que ha conseguido de la administración británica están emborronados y "no sirven para nada".

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Estados Unidos centra su plan de investigación pero, según dice, "el proceso es allí larguísimo y se demoran años en procesar una solicitud de libre acceso a la información".

Cree incluso más difícil extender su tarea a Ecuador, otra pieza importante del entramado en torno a Assange.

"Es caro, requiere mucho tiempo, abogados especializados… hay que ser realista y jugar las cartas en la jurisdicción más a mano", razona.

Según explica en la entrevista, está financiando las solicitudes y procesos judiciales con sus ahorros e ingresos.

"Por suerte tengo becas de periodismo de investigación porque, de otra forma, sería imposible. El primer caso lo pagué enteramente de mi bolsillo, unos 5.000 euros en total", desvela.

En su testimonio ante el Tribunal de Londres, Maurizi defendió el acceso a las fuentes de información como parte esencial en el trabajo de cualquier periodista.

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