En aquel entonces el ganador fue Fernando Collor de Mello, quien, al igual que Jair Bolsonaro, precisó de alianzas para gobernar. Su rival era Luiz Inácio Lula Da Silva, que buscaba por primera vez la presidencia y ponía a prueba a su Partido de los Trabajadores.
En esta ocasión, con Lula preso, tomó su lugar Fernando Haddad, que obtuvo 29,3% de apoyo, siendo el segundo más votado y pasando al balotaje del 28 de octubre.
El resultado demostró que "el PT pasó la prueba de fuego de seguir mostrando que es el principal partido de la izquierda brasileña, deja a Haddad con muy buena proyección y mantiene al PT, que era algo que preocupaba: ¿qué pasaba con el PT sin Lula?", afirmó Serna, experto en política brasileña.
En este sentido, señaló que el dos veces presidente del gigante regional, "era el que podía hacer el contrapeso a la derecha", pero que "el corrimiento terminó vaciando al centro y favoreciendo a Bolsonaro".
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Más allá de su estilo, Serna marcó diferencias con el proyecto que en su momento lideró Collor de Mello, ya que "además de populismo de derecha implicaba una estrategia de progreso, de salida, de crecimiento de Brasil". En este caso, "no es el discurso prioritario dominante, simplemente va a tener el apoyo porque como es ultra radical también en lo económico es útil para los sectores dominantes, pero en realidad no lo ven como alguien totalmente confiable".