Los investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) junto con arqueólogos de EEUU y Japón encontraron cuatro grandes depósitos arqueológicos en Teotihuacán con más de 1.000 piezas de cerámica, más de 500 fragmentos de pintura mural maya, así como numerosos objetos empleados en rituales.
"A través de la excavación de pozos que pueden alcanzar más de 100 m² de extensión y una profundidad de hasta cinco metros, se ha podido determinar que las estructuras de la Plaza de las Columnas sirvieron para actividades administrativas, ceremoniales y probablemente como residencia de la élite no solo teotihuacana, sino maya, al menos hacia 350 d.C., cuando ambas dominaban el panorama durante el periodo Clásico en Mesoamérica", explican desde el INAH.
Esta pintura permite afirmar que la presencia de las élites mayas en Teotihuacán era permanente, subraya Saburo Sugiyama de la Universidad de la Prefectura de Aichi (Japón) y de la Universidad Estatal de Arizona, quien dedicó 38 años de su vida a Teotihuacán.
Según sus palabras, alrededor del 200 d.C., esta ciudad era tan poderosa que podía controlar simultáneamente la construcción de tres pirámides: la del Sol, de la Luna y de la Serpiente Emplumada.
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