El portavoz de los talibanes, Zabiullah Mujahid, citado por la agencia Khaama Press, afirmó que el grupo no tiene nada que ver con ese ataque contra civiles y lo condena en términos enérgicos.
Al menos 21 personas perdieron la vida y unas 70 resultaron heridas en el ataque. La primera explosión, a cargo de un terrorista suicida, ocurrió hacia las 18.00 hora local en un club de lucha libre. Unos 40 minutos más tarde, después de que la gente se reuniera en el área para socorrer a las víctimas, se produjo la segunda detonación.
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La Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán (Unama), en un informe publicado en julio pasado, dio cuenta de 1.692 civiles muertos entre el 1 de enero y el 30 de junio —más que en cualquier otro período comparable del último decenio— y 3.430 heridos.
El 52% de las víctimas civiles en el período de enero a junio, según la Unama, son atribuibles a los ataques del ISIS, la organización terrorista proscrita en Rusia y otros países.
Los talibanes fueron responsables del 40% de las víctimas cíviles; y otros grupos insurgentes, del resto.