Los menores, de entre tres y seis años, no entendieron probablemente lo especial de esta ceremonia de bienvenida, pero sí sus padres. El escritor Michael Standaert, que asistió al 'espectáculo' con sus dos hijos, tomó varias imágenes. La bailarina utilizó el asta de la bandera china como barra para hacer sus acrobacias.
Según se descubrió poco después, la danza erótica era un evento de promoción de una escuela de baile cuyo anuncio también había sido exhibido en el jardín de infancia.