Los esfuerzos incluyen la financiación de grupos de expertos en Washington junto a los intentos de influenciar en los estadounidenses de origen chino, según el informe.
El objetivo de Pekín en el extranjero es utilizar los lazos étnicos, culturales, económicos o políticos para incentivar a las comunidades chinas de ultramar para abogar —de forma ideal, por sí mismas— por los intereses del Partido y marginar a sus oponentes, señala el informe.
"El trabajo del Frente Unido sirve para promover la narrativa global preferida de Pekín, presionar a las personas que viven en sociedades libres y abiertas para que se autocensuren y eviten discutir temas desfavorables para el Partido Comunista Chino y acosar o socavar a los grupos críticos con las políticas de Pekín", afirma el informe.
"Pekín busca externalizar sus mensajes en parte porque cree que los extranjeros son más propensos a aceptar propaganda si esta parece provenir de fuentes no chinas", dice el informe.
El Gobierno chino también está bastiendo una red de organizaciones culturales como las Asociaciones de Estudiantes y Académicos Chinos, con sede en Estados Unidos, y más de cien Institutos Confucio. En teoría, estas organizaciones promueven los intercambios culturales y la enseñanza del idioma chino, pero de acuerdo con el informe, en realidad sirven como fuente de reclutamiento y de actividades de inteligencia.
"La mayoría de estadounidenses y muchos miembros del Congreso no tienen ni idea de la escala de actividades realizadas por esta red del Partido Comunista Chino", dijo Larry Wortzel —miembro de la comisión que elaboró el reporte— al Washington Free Beacon.
Wortzel añadió que el Congreso había sido informado sobre los hallazgos de la investigación, y pidió que se dé la categoría de agente extranjero a más organizaciones respaldadas por China.