Anteriormente se informó de 247 heridos.
"La asistencia médica fue proporcionada a 440 personas, incluidos 24 gendarmes", comunicó el medio al precisar que 65 personas están ingresadas en un hospital capitalino.
Decenas de miles de personas, convocadas por los rumanos que residen fuera de su país, inundaron la céntrica Plaza de la Victoria de Bucarest para protestar contra el Gobierno social-demócrata al que acusan de corrupción.
Los manifestantes exigen disolver el Parlamento, celebrar comicios anticipados y formar un Gobierno de tecnócratas.
Para poner fin a los disturbios, la policía usó granadas con gas irritante y cañones de agua.
El presidente de Rumanía, Klaus Iohannis, condenó la violencia policial durante la manifestación.
"Condeno categóricamente la intervención brutal de la gendarmería, que es desproporcionada en comparación con la actitud de la mayoría de manifestantes", dijo.
Además, rechazó "un intento de reprimir la voluntad del pueblo con violencia".
El mandatario subrayó que el derecho a manifestarse es un principio básico de la democracia.
"El ministro del Interior debe explicar de manera urgente cómo manejó los acontecimientos esta tarde", añadió Iohannis.