"Consideramos lamentable la decisión tomada por el Consejo de la UE el 30 de julio de este año de incluir en las restricciones ilegítimas y unilaterales de la Unión a varias empresas rusas que participaron en la edificación del puente de Kerch", indica el documento.
"Durante muchos años los altos cargos de la UE sumaban a los logros históricos de la eurointegración el hecho de que la misma ayudaba a los pueblos europeos a 'edificar puentes, y no muros', y es una pena que la Unión haya traicionado sus propios lemas, al criticar y luego sancionar un proyecto de construcción que prácticamente cementó la fusión de la península de Crimea con su patria histórica, convirtiéndose en un monumento a la libertad y la unidad del pueblo ruso", señala el comunicado.
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El documento destaca que la UE tarde o temprano "sopesará el daño a su imagen y el precio financiero que está pagando por dejarse llevar por los caprichos antirrusos de las autoridades de Kiev".
Crimea se separó de Ucrania y se reincorporó a Rusia tras celebrar en marzo de 2014 un referéndum en el que más del 96% de los votantes apoyaron esta opción.
La consulta popular se llevó a cabo un mes después del golpe de Estado que se produjo en Ucrania y que desencadenó un conflicto armado interno en el este de ese país.
Con 19 kilómetros de longitud, el puente sobre el estrecho de Kerch, que une Crimea con la parte continental de Rusia, es el más largo del país.
El tráfico automovilístico por el puente se inauguró el 16 de mayo, la velocidad máxima permitida es de 90 kilómetros por hora.
Además, para finales de 2019 se estudia abrir el carril ferroviario del puente de Crimea.