"A mi hija me la secuestraron, me la robaron, atentaron contra los derechos humanos míos y contra la libertad de mi hija", relata Mora desde la capital alemana donde de manera desesperada busca formas de contar su historia.
Juliana tiene actualmente ocho años y la justicia decidió el pasado 21 de diciembre separarla "arbitrariamente" de su madre y entregar la patria potestad a su padre, de origen alemán, quien, según afirma Mora, no vio a la menor durante "dos años completos" y entre 2015 y 2017 "desapareció, nunca le llamó, ni nada".
"Temiendo por la seguridad de mi hija, acudí con esta evidencia (pornografía juvenil) hacia la policía, pero tras el pago de una multa en el tribunal penal, el caso fue cerrado y a partir de allí recibí constantes denuncias llenas de mentiras y sin motivo alguno", anota la madre.
A finales de 2016, el padre interpuso una demanda en su contra para retirarle la patria potestad y desde allí Mora vio cómo todo se vino abajo, pues "en la primera sesión que tuvimos con la perito ya me dijo que me iba a quitar a la niña".
Asimismo, asegura que durante la audiencia expusieron argumentos discriminatorios, como que la infante "era rubia y que por eso le pertenecía al papá", y también "dijeron que es muy normal que los hombres vean cuerpos de jovencitas", en referencia a las fotografías que descubrió años atrás.
A partir de allí, Mora ha visto únicamente dos veces a su hija, siempre acompañada y con la condición de hablar en alemán; la última vez ocurrió en junio, cuando la menor le entregó una nota que decía: "Amada mamá, ¡auxilio! mi papá me quiere matar, y no me trata bien. Yo amo a mi madre. Tu Juliana".
A pesar de que denunció el hecho ante la policía, no tuvo respuesta, y lo mismo ocurre con los recursos legales que no son contestados.
Para Mora, esta es "una práctica sistemática" que están aplicando con "muchas madres a las que les está pasando lo mismo", aludiendo a "ese mismo síndrome que no existe" y con el cual "están sorprendiendo a las madres que nos sabemos de leyes ni de nada" y que se enfoca "específicamente a mujeres latinas y extranjeras".
Ahora el interés de esta madre es que su historia se difunda y que llegue incluso a las autoridades ecuatorianas y alemanas que, según explica, no han sabido darle mayor respuesta ante su situación.
Para ello usa su espacio de redes sociales, creó una página de la red social Facebook denominada "S.O.S para mi pequeña Juliana", donde cuenta su historia y pide al mundo compartirla.