"Condenamos los ataques hacia los obispos, el nuncio, los medios de comunicación y representantes de nuestra Alianza", indicó la agrupación a través de la red social Twitter.
Entre los atacados se encuentra el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Silvio José Báez.
Sin embargo, medios locales hablan de entre nueve y 14 muertos en ese departamento.
El periódico local La Prensa publicó que luego de un fin de semana sangriento en el departamento de Carazo, con un saldo de al menos nueve asesinatos, los paramilitares continuaban asediando la zona el 9 de julio.
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En Diriamba, departamento de Carazo, se reportaron ataques a la Basílica San Sebastián, donde 12 personas permanecían refugiadas.
El mandatario añadió que "hace dos días tienen secuestrada a una compañera de la Policía en Carazo, en Jinotepe, donde una banda de asesinos, financiada, estimulada, estimulada y financiada por los sembradores de odio, sigue cometiendo crímenes".
Ortega añadió que su Gobierno está "librando en estas semanas una vez más una batalla por la paz".
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El 8 de julio, la embajadora de EEUU en Nicaragua, Laura Dogu, publicó en Twitter que confirmaba la comisión de disparos cerca de su residencia en Managua.
Añadió que su "casa no fue el objetivo de los disparos" y que estaba "bien".
La violencia comenzó el 18 de abril pasado cuando las autoridades reprimieron protestas opositoras.
Los choques entre fuerzas de seguridad y grupos oficialistas contra manifestantes se repiten a diario, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Hasta el 2 de este mes fallecieron 309 personas, según un informe de la organización no gubernamental Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos.
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En su discurso del 7 de julio Ortega descartó convocar elecciones anticipadas que reclaman sectores como los empresarios, para poner fin a la violencia.