Brest, que actualmente forma parte de Bielorrusia, fue la primera ciudad soviética en toparse con las tropas de Hitler. Los soldados soviéticos resistieron los ataques de los efectivos nazis durante casi un mes pese al hecho de que carecían de municiones, alimentos, agua y medicamentos.
"¡Me estoy muriendo, pero no me doy por vencido! Adiós, patria": estas palabras fueron pronunciadas el 20 de julio de 1941 y posteriormente fundidas en los ladrillos de una de las casamatas.
La Batalla de la Fortaleza de Brest está considerada el símbolo del coraje con el que los soldados soviéticos defendieron su país.
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