No obstante, citando a la socióloga Juliet Schor, el investigador explica que, por el contrario, los estadounidenses están trabajando más horas que en cualquier otro momento después de la Gran Depresión y han superado a toda la comunidad occidental en este aspecto.
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Gottschalk relaciona este hecho con el desarrollo de las tecnologías y su omnipresencia en las vidas modernas. Esta es la razón porque pasar un tiempo sin hacer nada es más importante que nunca, afirma el científico.
Según esta teoría, los acelerados avances tecnológicos también aceleraron el ritmo de cambio en las instituciones sociales. Ello ha creado la exigencia de un mejor rendimiento de los empleados modernos.
De hecho, la productividad de los trabajadores estadounidenses no hizo más que aumentar desde 1973. Actualmente, los empleados son un 73,7% más eficientes. No obstante, la compensación por el trabajo aumentó tan solo un 12.5%.
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Ello causa un círculo vicioso entre la necesidad de trabajar más horas para poder subsistir, aumentando los niveles de estrés, lo que a su vez reduce nuestra capacidad de contrarrestarlo, destacó el sociólogo.
"El no hacer nada se equipara al malgasto, pereza, falta de ambición, aburrimiento o tiempo perdido. Pero [esta creencia] contradice un rasgo bastante instrumental de la existencia humana", señaló Simon Gottschalk.
Lo que es más, estudios psicológicos y ejemplos históricos demuestran que el no hacer nada es necesario para fomentar la creatividad e innovación. Además, nuestra mente necesita descansar.
Por lo cual, el docente concluye que hacer algo es igual de importante que no hacer nada. Lo importante es encontrar un balance entre los dos estados para obtener los mejores resultados.
Al fin y al cabo, el estar ocupado no es razón para sentirse orgullosos. De hecho, de acuerdo con el sociólogo, la creencia popular de que debemos trabajar todo el tiempo y la contabilización de cada minuto sin que trabajemos contradice a nuestra definición social de buena vida y las creencias filosóficas orientales.