"La inmersión de un humano en un estado de hibernación artificial puede usarse para desarrollar métodos de exploración espacial lejana", explicó Anatoli Kovtun, líder del proyecto de la FPI.
Según el científico, solo se podrían alcanzar los destinos planeados al reducir el consumo de oxígeno y de la energía usada para el apoyo vital de los cosmonautas.
Los primeros experimentos en los animales de laboratorios demostraron resultados prometedores: se reduce la temperatura del cuerpo y se ralentizan el flujo de la sangre y los latidos del corazón, así como se disminuye drásticamente el consumo de oxígeno.
"Una vez terminado el efecto de los fármacos, el animal afectado se restablecía por completo en un plazo de 10 a 24 horas", detalló el investigador.
Los futuros viajes espaciales a largas distancias representan un quebradero de cabeza para los científicos ya que apenas será posible abastecer a los tripulantes de las naves espaciales con alimentos y las fuentes de energía necesarias.
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Un método popularizado por las obras de ciencia ficción supone el uso de cámaras criogénicas que logren ralentizar los procesos biológicos de los cosmonautas a través de las bajas temperaturas.
Además de los vuelos espaciales, la hibernación suspendida podría encontrar su uso en la medicina, por ejemplo, para tratar lesiones graves como una especie de coma artificial o frenar el crecimiento de tumores malignos agresivos hasta aplicar el tratamiento.
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