Mientras desde Moscú las 'preocupaciones' de Washington por el nuevo gasoducto se perciben como una forma de competencia por el mercado gasístico europeo — siendo EEUU un gran actor en las ventas del gas natural licuado—, las audiencias norteamericanas y europeas suelen tomarlas en serio.
Además, Washington suele evocar la 'solidaridad atlántica' ante el comportamiento 'agresivo' de Rusia en el escenario mundial, una justificación que cree digna por sí misma, al parecer.
Los jefes de las compañías participantes del consorcio Nord Stream 2 AG, el operador del futuro gasoducto, decidieron refutar los argumentos de EEUU y eligieron como una de las plataformas la popular revista The National Interest, dedicada a los temas geopolíticos, económicos y militares.
El artículo 'Temores inapropiados por el Nord Stream 2', firmado por los directores ejecutivos Klaus Schäfer (Uniper), Mario Mehren (Wintershall) y Rainer Seele (OMV), repasa los mitos más populares acerca del proyecto.
No podrá ser un arma política de Rusia
Los gerentes reiteran que el gasoducto tiene un carácter exclusivamente económico y es necesario para garantizar la seguridad energética de Europa a largo plazo.
"Nuestras empresas no son agentes de ningún Gobierno extranjero: todas cotizan abiertamente en la Bolsa y con accionistas interesados en inversiones prudentes", argumentan.
El proyecto impulsa la competencia
La aparición de nuevos proveedores de gas natural a Europa —en particular, de Oriente Medio y los vendedores de gas natural licuado (GNL)— obliga a Rusia, como a cualquier otro exportador, a ofrecer un precio competitivo y garantizar los suministros.
"Actualmente el GNL, que necesita tiempo para la transportación y recursos para su almacenamiento, no siempre resulta económicamente atractivo", señalan los autores.
Esta situación puede cambiar en el futuro, y el Nord Stream 2, de hecho, favorecería una competencia al ser un proveedor más, sostienen.
"Europa necesita los gasoductos"
Los países europeos no poseen grandes yacimientos propios de gas natural para satisfacer su demanda, afirman los gerentes.
Las importaciones europeas seguirán creciendo, y el gas ruso, más competitivo que el GNL, es crucial para Europa, "venga a través de Ucrania, Polonia o por debajo del mar Báltico", aunque esto no significa que los países europeos dejen de comprar el combustible a otros proveedores.
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Es indicativo que el Nord Stream 1, el primer tramo del gasoducto, ha ido aumentando su capacidad cada año después de la puesta en marcha, alcanzando en 2018 sus límites, señalan.
Ucrania no dejará de transportar el gas ruso
"La afirmación de que el Nord Stream 2 acabará con todos los ingresos ucranianos por el tránsito es certificablemente falsa", aseguran los directores ejecutivos.
Por otro lado, "poner todos los metafóricos huevos en la misma canasta es más que temerario", ya que no solo Ucrania por sí sola no posee la potencia de tránsito necesaria, sino que además, su infraestructura gasística "es antigua y carece de inversiones por parte del operador estatal, Naftogaz".
El as en la manga: la justificación medioambiental
Tras refutar los mitos acerca del proyecto, los gerentes lanzaron un contrataque al invocar al medioambiente como la razón para dar la luz verde al proyecto.
"Los 55.000 millones de metros cúbicos de gas natural anuales [recibidos por el Nord Stream 2] prevendrían la emisión de 160 millones de toneladas de dióxido de carbono en la atmósfera, un equivalente a 30 millones de carros", según sus datos.
Además, se prevé la popularización de los vehículos dotados con motores de gas natural en vez de gasolina o diésel ya que son más ecológicos.
Conclusión: "lo necesitamos"
Para los autores, el Nord Stream 2 es "una fuente confiable más para transportar el gas a Europa: ni más, ni menos".
"Los principales oponentes del Nord Stream 2 —Polonia y Ucrania— están predominantemente interesados en el tránsito y no tienen ningún interés en nuevas rutas de tránsito seguras", valoran los gerentes.
En conclusión, los jefes de Uniper, Wintershall y OMV afirman que "afortunadamente, la mayoría de los europeos entienden que el continente requiere cuantas más posibles fuentes confiables de gas natural".
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