Según afirmó la trabajadora, que prefirió permanecer en el anonimato, pese a los estereotipos, este trabajo no es una especie de prostitución, ya que no se trata de simple sexo.
"Cada asistente tiene sus propias habilidades y puede ofrecer algo diferente. Mientras que algunos ofrecen servicios de masajes o masturbación, otros ayudan a los clientes a retardar la eyaculación o escoger juguetes sexuales", explicó.
La asistente afirmó que debido al exceso de energía sexual, algunas personas "se vuelven más agresivas, enojadas y nerviosas, algo que conduce a problemas psíquicos".
La interlocutora de Sputnik también explicó que, en algunos casos, los asistentes ni siquiera tienen contacto físico con sus clientes y en vez de esto, utilizan programas y vídeos especiales para educar a las personas con discapacidad.
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"El hecho es que algunas personas que tienen, por ejemplo, 35 años, nunca han tenido sexo. Nunca han tenido relaciones sexuales. Están condenados a una vida solitaria por el resto de sus vidas", se lamentó.
"No saben absolutamente nada de sexo. Trabajamos con los discapacitados tanto físicos como mentales, así como con la gente soltera de edad avanzada", reveló.
La asistente informó que en su país solo hay cinco personas que trabajan en este ámbito.
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"El proyecto 'Placer sin riesgo' solo se puso en marcha en Chequia en 2015", explicó la trabajadora. Además, afirmó que los creadores del proyecto tuvieron que obtener numerosos permisos y papeles para poder seguir con sus actividades.
"Pero en el extranjero —por ejemplo, en Suiza, Alemania o los Países Bajos—, servicios similares ha existido desde hace unos 20 años", señaló.
La especialista también reveló a Sputnik cómo empezaron sus estudios en este ámbito.
"Asimismo, tuvimos clases con expertos en masaje tántrico", explicó la mujer. Reveló también que durante una clase, se pusieron en el lugar de una persona invidente para "sentir la energía de los demás".
La especialista afirmó que cualquier asistente sexual tiene que trabajar en su sexualidad, así que resulta bastante difícil encontrar a nuevos empleados.
"Es muy difícil de identificar. Tiene que ser una persona con un alto nivel de empatía, alguien que acepte a las personas con discapacidad de la misma manera que a todos los demás", explicó. Sostuvo que estos rasgos de la personalidad caracterizan a las personas que "han pasado por mucho".
"En cuanto a mí, siempre he trabajado con personas discapacitadas. De este modo, no es nada inusual para mí", concluyó.