"Comenzaremos a comercializar la gasolina alternativa con etanol en el mes de septiembre; Bolivia es uno de los últimos países de la región que entra a la era de los biocombustibles", dijo Sánchez en un encuentro académico en la ciudad oriental de Santa Cruz.
Bolivia, cuyo principal negocio internacional es la exportación de gas natural a Brasil y Argentina, produce relativamente pocos hidrocarburos líquidos pesados, por lo que ha estado históricamente obligada a importar gasolinas y diésel.
"Se deja de importar lo negro, lo fósil, para exportar lo verde", resumió el ministro, refiriéndose a la ventaja de usar un combustible con componente agrícola en sustitución parcial de la gasolina.
La producción de etanol a partir del bagazo de caña de azúcar para agregarlo a las gasolinas es un proyecto conjunto del Gobierno de Evo Morales y los poderosos agroempresarios de Santa Cruz, que comprometieron una inversión de 1.500 millones de dólares.
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Con esa inversión se duplicará la superficie de los cañaverales, para llegar a 350.000 hectáreas, y se instalarán los equipos necesarios en siete ingenios azucareros privados.
Un recién inaugurado ingenio azucarero estatal en el departamento occidental de La Paz anunció que se sumará al proyecto.
Sánchez destacó con el proyecto "representa un círculo virtuoso que permite garantizar la seguridad alimentaria, seguridad energética y la generación de miles de empleos".
Agregó que otro de los objetivos es eliminar las importaciones de gasolinas, que según reportes oficiales tuvieron en el 2017 un valor cercano a 200 millones de dólares.