"La imposibilidad de resolver este conflicto a través de las Naciones Unidas, que confirma una vez más las dificultades que enfrenta dicha organización por postergar sus reclamadas reformas, lleva a la necesidad de que las grandes potencias logren ciertos entendimientos mínimos para evitar que sigan aumentando las víctimas" en Siria, dijo Bartesaghi, director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la Universidad Católica del Uruguay.
El 11 de abril el presidente de EEUU, Donald Trump, amenazó a Moscú mediante su cuenta de Twitter con que se prepare para la llegada de unos misiles "bonitos, nuevos e inteligentes", haciendo referencia a un posible ataque a Siria para castigar a Damasco por el supuesto uso de sustancias tóxicas en la localidad de Duma (suroeste).
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En respuesta, el embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia, dijo que las amenazas de usar la fuerza contra Siria constituyen una infracción flagrante de la Carta de la ONU.
En este aspecto, Bartesaghi aseguró que "naturalmente preocupa la diplomacia del Twitter y que anuncios de estas características se realicen por ese medio", pues añaden más problemas a un mundo que ya enfrenta tensiones de diversa índole.
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Grupos de la oposición armada y ONG relacionadas acusan a las tropas gubernamentales sirias de haber arrojado el sábado un barril con gas cloro sobre la localidad Duma, en el arrabal damasceno de Guta Oriental.
Rusia sostuvo que el supuesto empleo de sustancias tóxicas en Duma es "un montaje" e insistió en esperar los resultados de la investigación que realizarán los expertos de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) sobre el terreno.
Crisis humanitaria
Bartesaghi también consideró que la crisis humanitaria en Siria "muestra una vez más la inoperancia del sistema internacional para resolver este tipo de conflictos y la priorización de los intereses nacionales de las naciones frente a los de la comunidad internacional y la sociedad civil".
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto armado en el que las tropas gubernamentales se enfrentan a facciones armadas de la oposición y grupos terroristas.
Según datos de la ONU, unas 400.000 personas perdieron la vida en el conflicto.