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Cómo Rusia preservó parte de la historia de Japón

En una biblioteca rusa se ha encontrado la carta más antigua del mundo dirigida a los ainu, los indígenas caucásicos de Japón.
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Los investigadores del Instituto Historiográfico de la Universidad de Tokio encontraron en los archivos de la Biblioteca Nacional de Rusia en San Petersburgo una carta que en 1778 envió el clan japonés Matsumae, que gobernaba en la isla de Hokkaido, a las autoridades de los ainu.

Se trata de un documento original, subraya el periódico japonés Mainichi Shimbun.

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Según los periodistas, la carta tiene un gran valor histórico ya que prácticamente no se han conservado documentos del clan Matsumae, debido al caos que surgió durante el período Bakumatsu y el comienzo del período Meiji en el siglo XIX.

Este documento estaba dirigido a Senko, jefe de los ainu orientales de Hokkaido, de parte del gobernador de las tierras de Ezo (el antiguo nombre de la mayor parte de Hokkaido). La carta incluye cuatro elementos que los indígenas debían observar: manejar con cuidado el fuego en los edificios para el comercio; cuidar a los tripulantes de los barcos japoneses a la deriva, entre otras cosas. Además, los autores de la carta ordenaron castigar severamente a los infractores.

"Creemos que este es el documento original. Según la ubicación del descubrimiento, creemos que cayó en manos de los rusos que visitaron la tierra de Ezo durante el período de Sakoku (período de aislamiento). Por eso fue encontrado en Rusia. Esto es de gran importancia", sostuvo el investigador principal del Museo Hokkaido, Azuma Shyunsuke.

En 1789, 11 años después de la entrega del documento, los ainu, indignados por las difíciles condiciones de trabajo y otras circunstancias, se rebelaron contra los japoneses. Este evento se conoce como la Insurrección de Kunashir, durante la cual 71 japoneses fueron asesinados. El propio Senko, arquero profesional, fue uno de aquellos que convencieron a las partes a deponer sus armas.

Rusos — ainu — japoneses

La carta también es interesante porque señala los puntos de contacto entre Rusia y el pueblo ainu, señaló Mainichi Shimbun.

Es que los rusos, más bien los cosacos, eran muy astutos en utilizar una peculiaridad geográfica de Hokkaido en aquel entonces: la isla de hecho fue dividida entre los japoneses, que solían vivir en la parte sureña, y los ainu que ocupaban todas las demás tierras.

Hasta el sintoísmo japonés absorbió mucho de las creencias tribales de los ainu. También existe un estudio que muestra que muchos de los géneros samurái tienen un origen Ainu, como por ejemplo el clan Abe.

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