Todo empezó con la muerte de Shyla Stylez, actriz porno de Canadá. Esta mujer de 35 años, que se llamaba realmente Amanda Friedman, fue hallada muerta en casa de su madre, en la provincia de la Columbia Británica, el 9 de noviembre de 2017, informa el portal ruso Lenta.ru.
Varias semanas después, la actriz August Ames —el nombre real de Mercedes Grabowski— se suicidó en un parque cerca de su casa, en el condado californiano de Ventura. Los médicos no hallaron rastros de alcohol, ni de drogas en su sangre. En el lugar del suicidio la policía descubrió una nota en la que Ames pedía perdón a sus padres por quitarse la vida.
La actriz de 23 años solía escribir en sus perfiles en las redes sociales que sufría una depresión y trastorno bipolar. Pasaron varios meses hasta que se supo que había tratado de encontrar a un psicoterapeuta pero que no pudo hacerlo porque todos los que la trataban indicaban que sus problemas provenían precisamente de ser una profesional del porno. Fue esta la razón por la que la joven dejó de acudir a terapia, informa el medio ruso.
Lea más: La ciencia lo comprueba: ver porno afecta a tu cerebro
Yuri Luv, también conocida como Yurizan Beltran, fue otra víctima de esta cadena de tragedias. El 13 de diciembre de 2017 su cuerpo fue descubierto en una casa que había alquilado en la ciudad californiana de Bellflower. Al lado de su cama había unas pastillas.
Sus amigos comunicaron que varios meses antes de su muerte Beltran asistió a fiestas en las que se consumían diversas drogas, informa el portal ruso.
Lea también: Las 'ambulancias sexuales' acuden al rescate de las prostitutas danesas
La ultima y la más joven de las actrices porno fallecidas fue Olivia Nova. Dos semanas antes de su muerte, esta joven de 20 años se quejó de que tuvo que celebrar las fiestas a solas y se sentía triste.
A pesar de que los gigantes del sector se limitan únicamente a expresar sus condolencias por estas muertes, algunas actrices de películas para adultos se han atrevido a revelar los problemas que existen actualmente en esta industria.
Shy Love, amiga de la fallecida Beltran, dijo que las actrices porno sufren maltratos.
"Ser una actriz porno es mucho más difícil de lo que uno pueda imaginarse y me gustaría que respetaran más a las chicas y su complicado trabajo", explicó, citada por Lenta.ru.
Le podría interesar: Cine porno… ¿nueva terapia para los pacientes de un hospital de Lima?
Por su parte, la actriz Odette Delacroix confesó que ella misma y sus colegas siempre sufren acosos online. Las actrices luchan duramente entre sí para poder conseguir nuevos papeles, pero al mismo tiempo, temen quejarse para no quedarse sin trabajo hasta el final de sus vidas.
"No hubo ni un solo día en mi carrera en el que no sufriera acoso en la vida real y en la virtual (…)", dijo Delacroix, que reconoció que sufre una depresión desde hace 15 años.
Según el medio, muy a menudo los actores porno entienden que empiezan a sufrir una depresión pero no pueden ir al médico por una serie de razones.
"El principal problema consiste en que la mayoría de médicos comparte los prejuicios de la gente normal respecto a su profesión. En cuanto a los psicólogos y psicoterapeutas, los tratan todavía peor: estos especialistas piensan que la dependencia del sexo afecta a la salud, mientras que el porno destruye la cultura", comentó el actor Conner Habib.
Por si fuera poco, muchos actores y actrices porno carecen de dinero para costearse una terapia ya que tienen que gastar muchos de sus recursos en la lucha contra las enfermedades venéreas y en sus regulares visitas a los ginecólogos —al que las actrices tienen que acudir dos veces al mes—. Además, como regla general, muchas empresas del sector no ofrecen seguros médicos a sus empleados.