Las obras están a cargo de la compañía rusa Rosatom, líder mundial en el sector de la energía nuclear. Está previsto que el segundo reactor VVER-1200 comience a operar en 2022.
Cuando se complete el proyecto, los dos reactores con una potencia instalada conjunta de 2.400 megavatios, cubrirán el 40% de las necesidades energéticas del país. La central generará 18 teravatios/hora, una capacidad suficiente para sustituir la quema de 4.500 millones de metros cúbicos de gas anuales.
Los reactores cumplen con las rigurosas normas de seguridad y las recomendaciones del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). La entidad que realizó ya siete inspecciones a las obras, saludó a los bielorrusos por la terminación del primer reactor. Para el 2021 están planificadas otras dos misiones.
Según el Sistema de Información de Reactores de Energía (PRIS) del OIEA, para el 2018 en el mundo estaban operativos 450 reactores nucleares ubicados en 30 países con una capacidad instalada de 396.413 megavatios y otras 55 centrales estaban en etapa de construcción. En Europa, Francia es el país con más plantas nucleares, 58 en total.
La manzana de la discordia
La construcción de la central bielorrusa no ha estado exenta de controversias. El país vecino, Lituania, se opone a la obra con el argumento de que no es suficientemente segura, pese a que los numerosos informes de los expertos del OIEA destacan los altos estándares de seguridad de la planta.
El Gobierno lituano busca también que la Unión Europea prohíba a sus Estados miembros adquirir la electricidad de esta central y cada vez que se anunciaba un avance notable de las obras emitía notas de protesta, la última en octubre, después de la puesta en marcha del primer reactor.
Los lituanos se escandalizaron aún más después de que Lukashenko afirmara que su país necesitaba una segunda planta nuclear para no depender del combustible fósil.
Tarifa competitiva
Las autoridades de Bielorrusia ya ofrecieron exportar electricidad a los países vecinos (Letonia, Lituania, Polonia, Rusia y Ucrania) a precios competitivos. El propio Lukashenko propuso al Gobierno lituano a dejar a un lado las discrepancias y trabajar juntos para el bienestar de los pueblos de los dos países, un llamado que hasta el momento ha quedado en el aire.
El Gobierno de Minsk planifica también ampliar la red de puntos de recarga para automóviles eléctricos con más de 600 en todo el territorio nacional en el 2021.
Con su ingreso en el club de las naciones con programas nucleares con fines pacíficos, Bielorrusia apuesta por el desarrollo de innovaciones tecnológicas en distintas áreas y no solamente en el ámbito de la energía.