Las preocupaciones de los analistas son numerosas. Una de ellas es la llegada del invierno en el hemisferio norte del planeta, que amenaza con desencadenar otra oleada de contagios mientras todo el mundo continúa estando a la espera de una vacuna eficaz.
"Hemos visto un rebote máximo. A partir de ahora el impulso se está desvaneciendo un poco", señaló a Bloomberg el asesor económico de la empresa Pacific Investment Management, Joachim Fels.
Cómo todos los esfuerzos pueden acabar en nada
El deterioro de la situación epidemiológica en combinación con otros factores desfavorables pone en una situación precaria a los gobiernos que han inyectado casi 20 billones de dólares en sus economías. De hecho, algunos de sus esfuerzos por mantenerlas a flote tuvieron éxito.
En EEUU el desempleo cayó bruscamente en agosto y el mercado de la vivienda no se ha hundido. Varios analistas muestran optimismo señalando la constante recuperación de China como guía para saber hacia dónde se dirige el resto del mundo. Otros apelan a Alemania, que también va publicando unos datos industriales prometedores. Mientras tanto, los mercados emergentes se dan un respiro a raíz de la devaluación del dólar.
Una serie de presagios y advertencias amenazantes
Este mes, las marcas industriales más conocidas del mundo anunciaron haber estado a punto de realizar los mayores recortes de personal. En particular la danesa A.P. Moller-Maersk planea revisar su estrategia laboral, lo que afectará a miles de personas en la mayor compañía de transporte de contenedores en el mundo.
En EEUU, el fabricante de automóviles estadounidense Ford está recortando casi el 5% de sus trabajadores, mientras que United Airlines se prepara para eliminar unos 16.000 empleos en octubre al reducir sus operaciones.
En Europa las fábricas tratan de reducir sus gastos a medida que la débil demanda y los recortes de precios reducen sus márgenes de beneficio.
En Japón, el primer ministro Shinzo Abe, que anunció su renuncia en agosto, advirtió en una conferencia de prensa que "el invierno está llegando" y que Japón tendrá que prepararse para contener la expansión del coronavirus.
Tendrá que pasar mucho más tiempo antes de que la economía mundial pueda recuperar su fortaleza, señaló por su parte Christian Sewing, el director general de Deutsche Bank. En las circunstancias actuales un gran número de empresas tiene que acostumbrarse a vivir con ventas reducidas durante un largo periodo de tiempo.
¿Y cuando termine entonces la crisis?
Todos los datos de alta frecuencia dibujan un cuadro que incluye un rápido rebote en el segundo trimestre y un estancamiento con una actividad industrial todavía muy por debajo de los niveles anteriores a la crisis en el tercero, según Ryan Sweet, jefe de la investigación de política monetaria en la empresa Moody's Analytics.
"Para volver a la normalidad anterior al virus se requiere una vacuna", declaró.
La continua propagación del coronavirus, con rebrotes en todo el mundo, reduce el efecto positivo causado sobre la economía por todos los estímulos fiscales. Incluso cuando se diseñe una vacuna eficaz hacer que esté disponible en todo el mundo en las cantidades necesarias llevará tiempo, advirtió el analista Warwick McKibbin de la Institución Brookings y la Universidad Nacional de Australia.
Los modelos desarrollados por este experto sugieren que el coronavirus podría acabar costando a la economía global unos 35 billones de dólares hasta el 2025.
"Habrá que vacunar a una gran parte de la población antes de que los costos económicos comiencen a bajar", concluyó.