"¡Mi posición de principio es no tocar a los periodistas! Excepto los casos en que ellos están entre infractores y las fuerzas del orden", dijo Karáev al que cita la portavoz del Ministerio bielorruso, Olga Chemodánova en su canal de Telegram.
Chemodánova agregó que "el ministro del Interior tomó bajo su control personal las cuestiones relacionadas con la labor de los representantes de los medios bielorrusos, así como los periodistas de los medios extranjeros, durante los eventos masivos no autorizados".
La portavoz del Ministerio bielorruso señaló que el ente pide a los periodistas "que no arriesguen su vida en acciones en las calles donde se producen enfrentamientos violentos".
"Nosotros entendemos que estas personas también ejercen sus funciones profesionales", agregó.
Durante las manifestaciones en Bielorrusia, que comenzaron el 9 de agosto, se detectaron numerosos casos de uso de la fuerza contra periodistas. Así, los agentes de los servicios especiales en Minsk golpearon con porras a un conductor y un periodista de la edición bielorrusa del periódico Komsomólskaya Pravda, aunque el reportero llevaba un chaleco con insignia 'prensa' y se identificó.
El 11 de agosto los servicios de seguridad agredieron a tres periodistas de la edición rusa de la cadena BBC en Minsk, pese a que todos ellos, según el medio, tenían acreditaciones expedidas por el Ministerio de Exterior de Bielorrusia, y llevaban chalecos de identificación. Además, la Asociación Bielorrusa de Periodistas denunció que en Minsk fueron detenidos con el uso de fuerza dos trabajadores del portal de noticias Onliner.
Durante su detención los agentes de seguridad usaron la fuerza física. A algunos de ellos se les prohibió el ingreso a Bielorrusia por cinco años.
Según declaró a Sputnik el secretario de la Unión de Periodistas de Rusia, Timur Shafir, cualquier ataque contra representantes de los medios de comunicación es ilegal, y subrayó que todos los periodistas detenidos en Bielorrusia "deben ser puestos en libertad de manera incondicional".