En las imágenes se puede observar el encuentro entre una cobra con dientes muy afilados y listos para atacar a una pequeña ardilla que tiene como única defensa su agilidad y una cola esponjosa con la que distrae a su depredador.
La ardilla escarbaba en la tierra para provocar al reptil y así distraerlo hasta que pudo llevarlo hacia unos arbustos. En varias oportunidades, la ardilla ágilmente logró escapar de los colmillos de la cobra evitando su veneno.
Finalmente, la cobra encontró un agujero en la tierra en medio de los arbustos por donde se deslizó y solo en ese momento la ardilla se tranquilizó al saber que el depredador se había alejado del lugar donde podrían estar escondidas sus crías.