Antes de que surgiera Airbnb, que hoy está valorada en 31.000 millones de dólares, elegir un alojamiento de vacaciones era muy diferente a como es hoy. La página web, que también tiene su versión para dispositivos móviles, permitió desde entonces que personas de distintos lugares del mundo comenzarán a ofrecer espacio en sus casas, lo que diversificó ampliamente la oferta de lugares en los que quedarse durante una visita turística.
"Buenos Aires se empezó a posicionar como una ciudad en la que Airbnb estaba creciendo. Y eso se da en un contexto de déficit habitacional estructural, entonces la primera inquietud, y de donde surge la voluntad de investigar el tema, fue ver que estaba pasando con este crecimiento de los alquileres temporarios en relación al mercado de alquileres permanentes", relató a Sputnik Guadalupe Granero, coordinadora del Área Urbana del Centro de Estudios Metropolitanos de Buenos Aires.
Así fue que surgió el estudio Viviendas en conflicto: el despliegue de Airbnb en Buenos Aires, que abordó cómo la ciudad latinoamericana respondía a un problema que se había generado en otros países: la eliminación de viviendas para alquiler permanente y el consecuente encarecimiento de la oferta disponible en ese mercado.
Y es que si bien parte de la oferta de la plataforma es de espacios dentro de hogares en los que viven familias, también cuenta con una gran cantidad de alojamientos completos, que anteriormente formaban parte del mercado de alquileres permanentes y fueron retirados gracias al mayor precio por noche pagado por los turistas.
"Nosotros hicimos una estimación a partir datos para abril del año 2019 en la ciudad de Buenos Aires (…) Eso nos daba una cifra estimada cercana a las 10.000 unidades. Esto implica que cuando vos tenés una propiedad que se alquila completa la mayor parte del año, claramente no es un alquiler temporario", explicó la experta en diálogo con Sputnik.
En lugares como Ámsterdam o Barcelona, que atraviesan similares problemas de déficit habitacional para los residentes, las medidas que se tomaron son variadas. Desde la implementación de licencias para alquilar, hasta limitaciones en el número de noches a ofrecer por año. Los centros turísticos trabajan para paliar el problema que por ahora sigue vigente en la ciudad latinoamericana.