La cumbre de la OTAN tuvo lugar los días 3 y 4 de diciembre. Sus principales líderes también asistieron a un cena en el número 10 de Downing Street, donde se ubica la residencia oficial del primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, y también a una cena en el palacio de Buckingham.
De acuerdo con The Guardian, "la conversación en la minicumbre trató sobre cómo arruinar aún más la situación de Siria, mientras que la conversación posterior en el Palacio de Buckingham, a espaldas de Trump, fue sobre lo horrible que es".
Aunque quien se llevó todos los créditos fue su esposa, Melania Trump, quien dejó a todos boquiabiertos con su llamativo traje de …¿polilla?
never thought i’d have to admit to having a “favourite moth” (shut up) but it falls upon me to say that Melania is cosplaying as the rosy maple pic.twitter.com/nn9kFwqs79
— Hannah Jane Parkinson (@ladyhaja) December 3, 2019
La valentía de asistir a un evento de tan alto nivel con esa combinación de colores, sin dudas, es realmente admirable, y todo un éxito en desviar la atención sobre el mandatario estadounidense.
Esta imagen de Emmanuel Macron nos lleva de regreso a los días del colegio, cuando todos pasamos notas a amigos sentados detrás de nosotros en clase. "En el caso de Macron, habrían sido acerca de cuán en forma estaba la maestra", bromean desde The Guardian.
Boris Johnson, además de ser uno de los anfitriones, tampoco pasó desapercibido. Hoy todos nos preguntamos, ¿ninguno de sus asesores podía decirle que se peinase? Descuido o pura maldad… nunca sabremos.
Estos cuatro fácilmente podrían ser los competidores de algún concurso de televisión. "Ninguno ha llegado a las categorías individuales, pero se han agrupado", bromean desde el medio británico.
"Es realmente sorprendente que el clásico insulto misógino sea que las mujeres necesitan mantener las piernas cerradas, cuando los hombres parecen físicamente incapaces de este acto" destaca The Guardian. Tampoco debemos obviar que la mayoría de los presentes son hombres blancos, un fiel reflejo de quiénes mandan aquí.
La reina Isabel II fue la única de las presentes que asistió con guantes negros, quizás lo establece el protocolo.
Y qué decir de la canciller de Alemania, Angela Merkel que cumplió con la diplomacia sin mezclarse mucho, "alejándose de la manada".