"Habría sido fácil recurrir a un combate de exterminio sin cuartel, al final de cuentas habríamos ganado, pero a qué costo, de qué sirvió la guerra contra el narco de sexenios anteriores, si las organizaciones se fortificaron y fortalecieron", dijo Durazo al presentar un informe detallado de la operación fallida.
Ninguna organización delictiva, por pertrechada que esté, es más poderosa que el Estado mexicano en términos bélicos. En Culiacán habría sido fácil recurrir a un combate de exterminio sin cuartel y sin respetar las garantías individuales. Habríamos ganado, pero ¿a qué costo?
— Alfonso Durazo (@AlfonsoDurazo) October 30, 2019
El también secretario federal de Seguridad y Protección Ciudadana dijo en compañía del presidente Andrés Manuel López Obrador y el titular de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, que "los tropiezos tácticos que pudieran haberse presentado, no invalidan la estrategia general de seguridad".
"La violencia siempre pierde, aunque gane la primera batalla, decidimos no continuar con la violencia de la guerra contra el narcotráfico", enfatizó en una extensa e inédita presentación detallada hecha en forma Palacio Nacional, sede del Poder Ejecutivo.
Convencidos de que la violencia siempre pierde, así gane la primera batalla, decidimos no continuar con la idea conservadora de la llamada “guerra contra el narco”.
— Alfonso Durazo (@AlfonsoDurazo) October 30, 2019
La operación ejecutada el 17 de octubre pasado en Culiacán, capital del estado de Sinaloa (noroeste), "pudo haberse convertido en un episodio de guerra y derramamiento de sangre inocente, se resolvió privilegiando el retorno a la paz y la tranquilidad de la población como habíamos sido instruidos por el señor presidente", agregó en la exposición de casi dos horas de los altos funcionarios.
Explicó que la base de las nuevas acciones gubernamentales privilegian el uso de información de inteligencia y los "operativos de precisión", antes que el uso de la fuerza.
Durazo admitió que la noche de los combates el Gobierno ofreció primero "una versión incorrecta", basada en información que tenía el Gabinete de Seguridad en ese momento y que "fue corregida en la medida que fuimos recibiendo de información".
La decisión de poner fin a la operación militar con más de 150 efectivos apoyados por helicópteros, liberar al capo que había sido detenido y retirar las tropas de la residencia de Guzmán "se basó en una razón de Estado: la salvaguardia de la vida de las personas (…) se tomó privilegiando la paz y la tranquilidad de la población", como fue instruido por el presidente antes de tomar un vuelo a Oaxaca, desde la Ciudad de México, la tarde del 24 de octubre.
Estrategia de cinco puntos
El mandatario avaló la decisión tomada mientras él volaba a la capital de Oaxaca, como "una nueva época en materia de seguridad, que abre la posibilidad de que todo cambie en el futuro, la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia", agregó Durazo.
El poder mostrado por los grupos criminales, con armamento antiaéreo y ametralladoras contra unidades blindadas "solo puede entenderse por una corrupción de dimensión equivalente del organismo de procuración e impartición de justicia", prosiguió.
Finalmente presentó los cinco puntos de la estrategia:
- "Terminar con la corrupción, como mal endémico de la vida pública", con una administración "honesta y transparente".
- El generar fuentes de empleo.
- Respetar los derechos humanos.
- No usar la fuerza pública para reprimir, "nade será torturado o desaparecido por cuerpos de seguridad".
- No organizar el "maquillaje o montaje escenográfico, para cometer actos de impunidad en el poder".
Como resultado de la operación abortada tras el contraataque de cientos de delincuentes, se registró la muerte de cinco agresores, un civil, un agente de la Guardia Nacional, y un preso de un centro penal, de donde se fugaron 49 prisioneros.
Dos oficiales y nueve elementos de tropa fueron retenidos por integrantes de los grupos delictivos, y los liberaron en distintos lugares al final de las acciones bélicas.
La guerra contra el narcotráfico ejecutada desde 2007 durante casi años dejó unos 300.000 muertos, más de 40.000 desaparecidos, unas 3.000 fosas clandestinas con 5.000 cuerpos de víctimas, de las cuales solo han sido identificadas unas 200 personas.