"Con un dólar tan variable uno no sabe a qué atenerse, esta es la hora en la que no sé si mantener las existencias que tengo hasta agotarlas o si pido otras antes de que el dólar se dispare aún más", dijo a Sputnik Felipe Libreros, un pequeño importador de 'gadgets' electrónicos, como audífonos inalámbricos y relojes inteligentes, que importa desde China y los vende a través de internet para el mercado popular de Bogotá.
"En junio las ventas estuvieron muy bien, vendía entre 15 y 20 unidades al día, pero hoy a lo sumo salen cinco en la jornada; son artículos que compra la gente de muy pocos recursos pero a las que les gusta la tecnología, pero quienes también reclaman por cualquier aumento mínimo en el precio final como consecuencia de las subidas del dólar", explicó.
Cifra récord
El pasado 2 de octubre el dólar estadounidense registró su mayor cotización en la historia reciente del mercado cambiario de Colombia frente al peso colombiano y se cotizó a 3.503 pesos por cada dólar a media jornada, aunque después se contrajo y alcanzó un precio promedio de 3.497,28 pesos por dólar.
Sin embargo, los nervios por lo que pueda pasar en el mercado cambiario se mantienen elevados entre los consumidores, en especial entre aquellos que esperan viajar para la época de Navidad y de año nuevo.
"Tenemos un hijo que vive en Barcelona por cuestiones de estudio y esperamos vernos con él en diciembre para pasar las fiestas juntos, por eso compramos los tiquetes aéreos desde marzo para pagarlos en 24 cuotas, pero con la subida de dólar vamos a terminar pagando mucho más de lo presupuestado", dijo Nancy Velasco en una sucursal de Western Union, donde le gira dinero a su hijo para su manutención.
"El hecho de que la economía de Colombia no esté dolarizada, como la de Ecuador o Argentina, hace que los efectos de la subida del dólar no sean tan evidentes para algunos sectores como para otros; por ejemplo, una ama de casa promedio puede que no lo note de inmediato en la canasta básica familiar, pero si va a comprar una nevera (refrigerador) o incluso un vehículo sin duda lo notará", explicó Javier Vargas, docente e investigador de la Facultad de Finanzas de la Universidad Externado, en Bogotá.
El fenómeno se conoce como "pass through" y consiste en la posibilidad de que el alza del dólar se traslade a los productos que son "transables", como electrodomésticos, computadores, vehículos y boletos aéreos o de cruceros, entre otros.
Efectos a largo plazo
"El deterioro en las perspectivas de crecimiento global, explicado principalmente por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, luce como uno de los mayores riesgos alcistas sobre el tipo de cambio", indicó la firma de valores Corficolombiana en un reciente análisis de la situación.
"No entiendo muy bien qué tiene que ver lo externo con lo que pasa en Colombia, pero al parecer las cosas se van a flexibilizar un poco porque (Donald) Trump al final no impuso tantos aranceles a China como se esperaba; en todo caso el Banco de la República (emisor) debería hacer algo para controlar esa subida", dice un usuario del sistema de transporte público Transmilenio.
Emisor no intervendrá
Pero el Banco de la República no contempla intervenir en el mercado para frenar otra posible alza del dólar incluso por encima de los 3.500 pesos colombianos, ya que su junta directiva sostiene que la depreciación del peso no se transfiere aún de modo significativo a los precios al consumidor.
Sea como fuere, el peso colombiano perdió 7,5% en los últimos tres meses, lo que la convierte en la moneda con peor desempeño entre los mercados emergentes después del peso argentino.
Aunque sectores como el del turismo local, el cafetero y el de las flores, así como otros ligados a las exportaciones, ven con provecho un aumento en los precios del dólar, la realidad es que para la mayoría de los colombianos, cuyos salarios son pagados en pesos, la realidad es bien diferente.
El salario mínimo en Colombia, de 828.116 pesos (241 dólares), representa en la actualidad 46 dólares menos que un año atrás por cuenta de la devaluación, lo que para algunos es apenas un síntoma de la fiebre que sobrevendrá cuando, quizás más temprano que tarde, el dólar alcance valores nunca antes vistos en el país.