En julio el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, afirmó que cada país puede decidir por sí mismo que sistemas de defensa comprar.
"No tenemos problemas con la OTAN", dijo Cavusoglu.
Sostuvo que la compra de los sistemas rusos "no supone ningún problema" para la Alianza Atlántica.
Los suministros de los S-400 a Turquía empezaron el pasado 12 de julio y concluirán, según las autoridades rusas, en lo que resta del año.
Turquía aseguró en repetidas ocasiones que no renunciará a la compra de los S-400, acordada en 2017, pese a la presión de EEUU, que advierte que los sistemas rusos no son compatibles con los estándares de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
El S-400 (SA-21 Growler en la clasificación de la OTAN) es capaz de abatir aparatos aéreos de tecnología furtiva, misiles de crucero, misiles balísticos tácticos y táctico-operativos.