"Daremos continuidad, proseguiremos en negociaciones de acuerdos externos y en negociaciones de reducción de tarifas", dijo Bolsonaro, que citó conversaciones avanzadas con la Asociación Europea de Libre Comercio (Efta, por su sigla en inglés), que agrupa a Islandia, Liechenstein, Noruega y Suiza; Canadá, Singapur y Corea del Sur.
Bolsonaro dijo que el acuerdo con la UE es la "piedra fundamental" de una nueva arquitectura de acuerdos de libre comercio, y agradeció por el impulso dado a las negociaciones a su antecesor en el cargo, el expresidente Michel Temer (2016-2018).
El presidente brasileño remarcó que quiere un Mercosur "de menos discurso y más acción", sin ideología y donde prevalezca la soberanía de cada país.
"No queremos una América del Sur patria grande, queremos que cada país sea autónomo, que sea democrático y que cada país sea grande, igual que cuando Trump habla de una América grande", subrayó el líder brasileño.
Al hablar de Venezuela, que está suspendida temporalmente del bloque regional, Bolsonaro dijo que los líderes suramericanos piden a Dios que el país caribeño recupere la democracia y la libertad.
Además, atribuyó la gravedad de la crisis que atraviesa el país al populismo, la irresponsabilidad, y "un proyecto de poder de un partido que no tenía límites".
"Pedimos responsabilidad del voto de cada uno de nosotros, para que vaya a los que tienen un compromiso con la libertad (…) entre nosotros ya no hay espacio para regímenes autoritarios", remarcó.
El presidente brasileño no dejó pasar la oportunidad para hacer una breve referencia a la posibilidad de nombrar a su hijo Eduardo como embajador en Washington.
Aseguró que su Gobierno, al contrario que otros, ya no hace nombramientos "con tendencia ideológica" y que seguramente en breve habrá "un gran embajador en EEUU", en referencia a su hijo.
Bolsonaro asumió la presidencia rotatoria del Mercosur en la 54ª cúpula de jefes de Estado del bloque regional, que se celebra en Santa Fe (Argentina) con la presencia de los líderes de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, y con los presidentes de Bolivia, Evo Morales; y Chile, Sebastián Piñera, como invitados.