"Las partículas finas de plástico —microplásticos de menos de 5 milímetros— tienen propiedades físicas y dinámicas muy específicas que cambian con el tiempo que pasan en el medioambiente. Se consideran las más peligrosas porque pueden entrar en el cuerpo humano a través de los moluscos y del pescado y causar enfermedades oncológicas y disfunción reproductiva", dice el estudio.
Los investigadores del Instituto de Ciencias Marinas estudiaron muestras de plástico procedentes de las más distintas masas de agua del planeta, desde el Ártico hasta la Antártida, pasando por mares, lagos y algunos ríos.
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Del análisis han constatado que las nuevas generaciones de plásticos pueden cultivar efectivamente microfitos, que sirven como alimento para peces y gasterópodos, y que a la vez no se desintegran en microplásticos, lo que permite recomendar ciertos tipos para su uso en maricultura.