"Entre las posibles contramedidas turcas está la opción de cerrar la estación de radar (...) en Kurecik [en el este de Turquía], la de presentar una demanda a un tribunal para pedir compensación porque se pagó el dinero, no participar en los ejercicios de la OTAN y EEUU o cesar el intercambio de información de inteligencia sobre terroristas", dijo Ajmétov.
Mientras, el eventual cierre de la base aérea Incirlik (en el sur de Turquía), usada también por la Fuerza Aérea de EEUU, afectaría la influencia turca en la OTAN y su importancia estratégica para EEUU, considera el experto.
Turquía, miembro de la OTAN, ha declarado en repetidas ocasiones que no piensa retractarse del contrato de 2.500 millones de dólares suscrito con Moscú en diciembre de 2017 y que la primera partida de los S-400 debe llegar en julio.
La revista Foreign Policy comunicó el 7 de junio que, en un intento de presionar aun más a Ankara, el secretario de Defensa en funciones de EEUU, Patrick Shanahan, pidió en una misiva al ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, que todos los turcos que se entrenan actualmente para pilotear los F-35 en EEUU abandonen este país antes del 31 de julio.
El ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, advirtió este 14 de junio que Ankara responderá a las eventuales sanciones por parte de EEUU.
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La OTAN tiene desplegado un radar de alerta temprana AN/TPY-2 en Kurecik, en la provincia turca de Malatya.